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El pistacho, un cultivo en pruebas

«Los pistachos representan una buena alternativa en la agricultura: las plantas son muy resistentes, no requieren mucho mantenimiento y el producto está en demanda. Se pueden lograr resultados excepcionales con un suelo adecuado y el rango ideal de temperatura». Ante las palabras de un experto en el tema, la Asociación de Jóvenes Agricultores (ASAJA), planteó un proyecto a la Diputación de Salamanca allá por el 2013, para introducir el cultivo de este fruto seco en la región, y más concretamente en la provincia, como alternativa al almendro, el cerezo y el olivo. No es algo nuevo en nuestro país, pues el pistacho fue introducido en España por los romanos, y los árabes hicieron de él un verdadero manjar que mimaron al máximo; pero en la Edad Media fue totalmente eliminado de los campos españoles, quizá por considerarse un fruto poco amoldado a las costumbres gastronómicas de la época y de su sociedad y con bastantes reminiscencias a épocas paganas.

En la actualidad, el pistacho es un producto bastante apreciado, y aunque España tiene que importar bastante cantidad al año a causa de su demanda, en realidad tiene muy poca zona dedicada a su cultivo, casi toda ella en Castilla La Mancha. La ASAJA quiere intentar su implantación en la provincia salmantina, aunque saben que es algo difícil, pues la geografía de la zona e incluso sus trabajadores agrónomos están poco preparados para este tipo de cultivo; pero a pesar de ello, poco a poco el experimento ha empezado a dar buenos frutos, nunca mejor dicho, jeje.

Solo Italia, Grecia y España producen el llamado oro verde dentro de la UE; el cultivo de pistacho representa una buena fuente alternativa de ingresos y permite el uso de suelos abandonados u otros empobrecidos por cultivos invasivos. El suelo ideal debe ser drenante y suelto; las plantas prosperan en manantiales suaves seguidos por veranos largos y cálidos. Antes, los pistachos solían cultivarse en tierras que carecían de agua, mientras que ahora, con portainjertos innovadores, se pueden plantar arboledas irrigadas automáticamente; además, los tiempos de madurez del fruto se han acortado.

Un pistacho necesita al menos una planta masculina por cada 8 plantas femeninas con un patrón de 6 x 6 metros. Una hectárea puede albergar 280 árboles. Los pistachos son plantas del desierto, por lo que requieren largos inviernos secos e inviernos con un mínimo de 700 horas de frío. Los árboles adultos pueden crecer hasta 6 metros de altura con un diámetro total de follaje de 5 metros y se pueden plantar durante todo el año, incluso si el tiempo ideal es entre finales de octubre y finales de marzo.

La agricultura, uno de los pilares de la provincia

Creo que, para disfrutar bien de un lugar, es necesario conocer de antemano algunas de sus características. A veces, tenemos una idea preconcebida de un sitio en concreto, quizá por lo que hemos leído o hemos visto aquí y allá, y cuando llegamos a él podemos encontrarnos con que nos encanta porque cumple de sobra con nuestras expectativas; pero también puede suceder que nos quedemos muy decepcionados, o desconcertados porque realmente no encontramos lo que queremos, ya sea por no existir o por ser muy diferente a la realidad.

Así que, para hacer turismo rural en Salamanca, creo que es necesario conocer un poco de la provincia y sobre todo, como es normal, de su mundo rural. La agricultura es un pilar básico de toda la Comunidad Autónoma, así que ya comprenderás que es un motor económico muy importante; y su turismo fuera de las ciudades no tiene más remedio que adaptarse a esto. Pero, ¿cuáles son las características de esta actividad económica en esta zona en concreto? Echemos un vistazo a ello.

Para empezar, podemos decir que Castilla-León es una comunidad autónoma situada en el noroeste de España cuyo paisaje refleja el importante papel que desempeñan las comunidades rurales: las personas de esta región que han trabajado para preservar la forma tradicional de vida, promoviendo alimentos de calidad y sector primario (parece que no dejo de decir esto, pero es importante para conocer el carácter de la zona y de sus habitantes). De hecho, en esta región que es la más grande de España y la tercera de Europa, y que tiene nueve provincias y una población que representa más del 5% de la población del país, la agricultura ha sido tradicionalmente la base de su economía; así, la producción agrícola castellano-leonesa representa el 15% del sector primario español.

Esta región es generalmente seca y tiene temperaturas que van desde extremadamente frías en invierno hasta abrasadoras en verano. A pesar de estas características, sus tierras son fértiles y muchas plantas diferentes pueden crecer en ellas. Además, el riego está aumentando en las cuencas de los ríos Duero, Pisuerga y Tormes, por lo que alrededor del diez por ciento de las tierras agrícolas de la región son de regadío.

Por tradición, a Castilla y León se la conoce como «el granero de España«, porque tiene grandes campos de cultivos de cereales que crecen en toda la meseta central, incluidos el trigo, la cebada, el centeno, el girasol y la avena; gracias a las nuevas tecnologías, estos cultivos se han hecho cada vez más ecológicas y mucho más productivas.

Además, hay nueve zonas vinícolas de «Denominación de origen». En su mayoría se encuentran alrededor del valle del Duero. Se ha convertido en una de las áreas en España que posee las variedades más grandes de vino, y también algunas de las denominaciones de origen más conocidas, como los vinos blancos frescos de Rueda y los vinos tintos fuertes de Toro.

Como ves, una tierra rica y fértil, que ha sabido mantenerse productiva a través de los siglos.